Descripción
Paco, uno de los compañeros con los que coincidí en Madrid en mis tiempos de Universidad, nos había dicho alguna vez que tenía una vaca y que era como un perro. Decía que la sacaba a pasear y que cuando silbaba ella acudía a su llamada.
Todos nos reíamos mucho con sus historias sobre la vaca “Teodora”, así la llamaba.
No fue hasta tiempo después, en una escapada que hicimos a su pueblo, al lado de la ciudad de Valencia, cuando por fin conocimos a Teodora.
Era muy simpática y se dejaba acariciar sin problema alguno.
Foto: autor desconocido
Texto: La sombra del fotógrafo