Descripción
Cuando era pequeño, mi padre solía llevarme a la casa de los espejos mágicos a divertirnos y pasar la tarde. Me encantaban esos espejos cóncavos y convexos que te permitían ver la realidad de una manera distinta.
En unos, ya no recuerdo si eran los cóncavos o los convexos, parecías más gordo que de normal. Y viceversa.
Es curioso que a estas alturas no sepa diferenciar entre un tipo de espejo y otro… supongo que no es algo tan importante como saber cual es la izquierda y la derecha.
Recuerdo que mi padre a veces me decía: ¡Mira al espejo Juan! Y hacía una foto.
La foto es de una de aquellas tardes.
Foto: autor desconocido
Texto: La sombra del fotógrafo